En el siglo X, las damas de la corte Heian aprendían a escribir con el mismo sistema. Aunque las cortesanas tenían acceso a la misma educación que los hombres, para ellas estaban vetados los kanji, ideogramas de origen chino que Japón adaptó a su lengua, conservando el significado pero transformando la lectura. Se consideraba que los kanji eran demasiado complicados para las mujeres. Para ellas se creó un sistema simplificado, con caracteres que expresaban sonidos en vez de significado. Los hiraganas partían de una simplificación de los kanjis, con unos trazos más estilizados. Más tarde, durante el Periodo Nara, hacia el siglo VIII d.C., los japoneses encontraron otras maneras de utilizar los ideogramas chinos. Para ello tomaron el valor fonético de cada carácter en lugar de su valor conceptual, lo que permitía escribir textos en el orden de las palabras del japonés oral y asegurar así una pronunciación correcta. La simplificación del kanji dio paso a otros dos sistemas...
Comentarios
Publicar un comentario